ME HA GUSTADO MUCHO ,QUIZÁS PORQUE ESTE ÚLTIMO AÑO HE CONVIVIDO CON ESTO.
Este poema fue escrito por una mujer que murió en un geriátrico de Escocia. El personal lo encontró entre sus pertenencias y se impresionó tanto que hicieron copias y lo difundieron dentro y fuera del recinto. Luego fue recogido por Ronald Dahlsten.
¿Qué ves, enfermera, qué ves?
¿Qué es lo que piensas cuando me miras:
una vieja malhumorada, no muy lista,
de hábitos inciertos y ojos distantes?
¿Qué ves, enfermera, qué ves?
¿Qué es lo que piensas cuando me miras:
una vieja malhumorada, no muy lista,
de hábitos inciertos y ojos distantes?
¿Que vierte la comida y no responde
cuando le dices en voz alta: "¡Inténtalo!"?
¿Qué parece no darse cuenta de lo que tú haces,
y siempre pierde una media o un zapato?
¿Que, resistiéndose o no, te deja hacer lo que quieres,
ocupar el largo día con comidas y baños?
¿Es eso lo que piensas, es eso lo que ves?
Abre los ojos, enfermera,mírame.
Te diré quién soy mientras me quedo aquí quieta.
Mientras me muevo cuando me lo mandas,
como según tu voluntad...
Soy una niña de diez años, con un padre y una madre,
hermanos y hermanas que se quieren;
una chica de dieciséis con alas en los pies,
soñando que pronto conocerá a su amor;
una novia de veinte, el corazón me da un vuelco
a los veinticinco tengo mis propios hijos
que me necesitan para vivir en un hogar seguro y feliz;
una mujer de treinta, mis hijos crecen deprisa,
unidos por vínculos duraderos;
a los cuarenta, mis hijos han crecido y se han ido,
pero mi hombre está conmigo para que no me aflija;
a los cincuenta, otros bebés juegan sobre mis rodillas,
los míos y yo volvemos a ver niños.
Llegan días de dolor; mi marido está muerto,
miro al futuro, me estremezco de miedo.
Todos mis hijos están criando a los suyos,
y pienso en los años y en el amor que he conocido.
Ahora soy una vieja y la naturaleza es cruel;
se complace en hacer que la vejez parezca locura.
El cuerpo se marchita, la gracia y el vigor se van;
hay una piedra allí donde había un corazón.
Pero dentro de este pellejo aún vive una joven,
y, de nuevo, mi corazón amargado se hincha.
Recuerdo los gozos, recuerdo el dolor,
y amo y vivo la vida una vez más,
pienso en los años, pocos y efímeros,
y acepto la cruda realidad de que nada es eterno.
Así pues, abre los ojos, enfermera,
ábrelos y ve no una vieja malhumorada;
fíjate bien y mira quién soy
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Este poema fue escrito por una mujer que murió en un geriátrico de Escocia. El personal lo encontró entre sus pertenencias y se impresionó tanto que hicieron copias y lo difundieron dentro y fuera del recinto. Luego fue recogido por Ronald Dahlsten.
¿Qué ves, enfermera, qué ves?
¿Qué es lo que piensas cuando me miras:
una vieja malhumorada, no muy lista,
de hábitos inciertos y ojos distantes?
¿Qué ves, enfermera, qué ves?
¿Qué es lo que piensas cuando me miras:
una vieja malhumorada, no muy lista,
de hábitos inciertos y ojos distantes?
¿Que vierte la comida y no responde
cuando le dices en voz alta: "¡Inténtalo!"?
¿Qué parece no darse cuenta de lo que tú haces,
y siempre pierde una media o un zapato?
¿Que, resistiéndose o no, te deja hacer lo que quieres,
ocupar el largo día con comidas y baños?
¿Es eso lo que piensas, es eso lo que ves?
Abre los ojos, enfermera,mírame.
Te diré quién soy mientras me quedo aquí quieta.
Mientras me muevo cuando me lo mandas,
como según tu voluntad...
Soy una niña de diez años, con un padre y una madre,
hermanos y hermanas que se quieren;
una chica de dieciséis con alas en los pies,
soñando que pronto conocerá a su amor;
una novia de veinte, el corazón me da un vuelco
a los veinticinco tengo mis propios hijos
que me necesitan para vivir en un hogar seguro y feliz;
una mujer de treinta, mis hijos crecen deprisa,
unidos por vínculos duraderos;
a los cuarenta, mis hijos han crecido y se han ido,
pero mi hombre está conmigo para que no me aflija;
a los cincuenta, otros bebés juegan sobre mis rodillas,
los míos y yo volvemos a ver niños.
Llegan días de dolor; mi marido está muerto,
miro al futuro, me estremezco de miedo.
Todos mis hijos están criando a los suyos,
y pienso en los años y en el amor que he conocido.
Ahora soy una vieja y la naturaleza es cruel;
se complace en hacer que la vejez parezca locura.
El cuerpo se marchita, la gracia y el vigor se van;
hay una piedra allí donde había un corazón.
Pero dentro de este pellejo aún vive una joven,
y, de nuevo, mi corazón amargado se hincha.
Recuerdo los gozos, recuerdo el dolor,
y amo y vivo la vida una vez más,
pienso en los años, pocos y efímeros,
y acepto la cruda realidad de que nada es eterno.
Así pues, abre los ojos, enfermera,
ábrelos y ve no una vieja malhumorada;
fíjate bien y mira quién soy
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triste realidad de la vida en vez de ver la vejez con gozo ya que es una bendición llegar a esa edad,pero la realidad es otro,que ves enfermera.
ResponderEliminarHola Ma. Jose buen dia, hermoso texto y 100% cierto, es triste que las personas solo vean la superficie y no nuestros corazones, gracias por compartir, te felicito tambien por las mantas me han encantado, preciosas!!! te dejo saluditos amiga y muchas bendiciones, animo y suerte en todo.
ResponderEliminarque bonito poema, el poeme que nace del alma , porque esta no sabe de años ni achaques ni arrugas, nuestro cuerpo va cambiando pero nuestro espiritu esta intacto quiere seguir haciendo feliz a los que estan alrededor, quiere volver a sentir el amor y quiere volver a sentirse necesitada por los suyos. un centro para mayores o una residencia no es lo que ninguno de los ancianos quiere, ellos quieren seguir con su familia, y ser cuidados por ellos pero somos tan egoistas que no queremos perder ni un minuto de nuestro tiempo , quiza si de vez en cuando nos pusieramos en el pellejo del otro y pudieramos ver y sentir con sus ojos y su corazon nos aterrorizariamos de lo inhumanos que podemos llegar a ser. un beso hermana.
ResponderEliminarHola María José,me ha conmovido tanto este escrito...mi corazón sientió compasión por los ancianos solos...una oración a nuestra Madre por todos ellos.
ResponderEliminarTe cuento que tu hermana María Francisca,me ha enviado mensajes y no encuentro su blog para seguirla,le mandas un abrazo, que Dios las acompañe,hasta prontito querida amiga.
¡Hola María José!,conmovedor poema que describe el sentir de un adulto mayor, y que pone en evidencia la ignorancia sobre este tema así como la ineptitud de autoridades. Hay que ponernos las pilas y prevenir para no sufrir reveses con la edad... ¡aaadiúuu!
ResponderEliminarHola Maria Jose, que conmovedor este poema, yo sempre siento mucha compasion por los ancianos y siempre los ayudo
ResponderEliminarbesos anny
http://lostejidosenlavida.blogspot.com/